"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Jn 10, 31-42
Los judíos tomaron piedras para apedrear a Jesús. Entonces Jesús dijo:
"Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de
ellas me quieren apedrear?". Los judíos le respondieron: "No queremos
apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo
hombre, te haces Dios". Jesús les respondió: "¿No está escrito en la
Ley de ustedes: 'Yo dije: Ustedes son dioses'? Si la Ley llama dioses a
los que Dios dirigió su Palabra ?y la Escritura no puede ser anulada?
¿cómo dicen: 'Tú blasfemas', a quien el Padre santificó y envió al
mundo, porque dijo: 'Yo soy Hijo de Dios'? Si no hago las obras de mi
Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me
crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el
Padre". Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de
las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde
Juan Bautista había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y
la gente decía: "Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo
de este hombre era verdad". Y en ese lugar muchos creyeron en él.
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