Era originario de Irlanda, nacido en el seno de la noble familia de los Rupertinos, o Robertinos.
Después
de recibir una formación monástica, hacia el año 700 Ruperto se
estableció en Baviera, donde se dedicó a la predicación itinerante,
obteniendo buenos resultados en Regensburg y en Lorch.
Con
la ayuda del conde Teodoro de Baviera, San Ruperto fundó en lo que hoy
es Seekirchen, cerca de Salzburgo, Austria, una iglesia dedicada a San
Pedro. Pero el lugar no era el idóneo para sus proyectos, y entonces le
pidió al conde otro territorio, a orillas del río Salzach, cerca de la
antigua y decadente ciudad romana de Juvavum.
El
monasterio que construyó allí, dedicado también a San Pedro, es el más
antiguo de Austria. En torno a él se desarrollaría la nueva Salzburgo,
obra de San Ruperto y sus doce colaboradores llegados de su tierra
natal, entre los que se encontraban San Cunialdo y San Gislero.
Esta
ciudad, literalmente “ciudad de la sal”, con justa razón lo venera no
solamente como su primero obispo, sino también como su refundador. San
Ruperto fue quien organizó la explotación técnica de las cercanas
fuentes de sal, con perdurables beneficios para toda la comunidad.
Falleció
el día de Pascua de 718. La iconografía lo representa generalmente con
un salero o un pequeño barril de sal en las manos. San Ruperto es el
santo patrono de Salzburgo, en cuya espléndida catedral se conservan sus
reliquias. Se le venera en los países de habla alemana, y en Irlanda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario