Cuando
un hombre se humilla por sus defectos, entonces fácilmente aplaca a los otros,
y sin dificultad satisface a los que le odian. Dios defiende y libra al
humilde; al humilde ama y consuela; al hombre humilde se inclina; al humilde
concede gracia, y después de su abatimiento le levanta a gran honra. Al humilde
descubre sus secretos, y le trae dulcemente a Sí y le convida. El humilde, al
aceptarse inferior a todos, está en paz; porque está con Dios y no en el mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario