Señor Dios, cuya
providencia no se equivoca en sus designios, te pedimos humildemente que hoy
apartes de nosotros todo lo que pueda causarnos algún daño, y nos concedas lo
que pueda sernos de provecho. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén
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