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Dios todopoderoso, al celebrar la solemnidad del Corazón de tu Hijo unigénito, recordamos los benéficos de su amor para con nosotros; concédenos recibir de esta fuente divina una inagotable abundancia de gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

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