Bendita eres, María, santa y paciente;
Tu noble donosura acepta el ruego
Del pobre pecador, y da sosiego
Al pecho que padece angustia ardiente.
A mis ojos en dédalo impotente
Tus ojos dan su luz, pues era ciego,
Y puedo ver en ti piedad y apego,
Que embrida mi pasión agria y rugiente.
Es tanto lo que te amo, que constante
Me llena el pecho mística emoción,
Y en sueños contemplo tu semblante.
Y cándida conforta mi pasión
Tu paz alentadora y deslumbrante
Que templa y melifica el corazón.
Colmado de ilusión
No es nada para mí tan importante
Que ir contigo a Jesús, limpio y radiante.
Tu noble donosura acepta el ruego
Del pobre pecador, y da sosiego
Al pecho que padece angustia ardiente.
A mis ojos en dédalo impotente
Tus ojos dan su luz, pues era ciego,
Y puedo ver en ti piedad y apego,
Que embrida mi pasión agria y rugiente.
Es tanto lo que te amo, que constante
Me llena el pecho mística emoción,
Y en sueños contemplo tu semblante.
Y cándida conforta mi pasión
Tu paz alentadora y deslumbrante
Que templa y melifica el corazón.
Colmado de ilusión
No es nada para mí tan importante
Que ir contigo a Jesús, limpio y radiante.
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