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FUNDAMENTADOS EN TI


Mi Señor: Hoy vengo a presentarte el desgaste de la vida, o la vida desgastada. A veces, las incomprensiones, las incoherencias propias o ajenas hacen que por dentro mi vida se ensombrezca, las ilusiones se empolven y el día se torne gris. Enséñanos, Señor, a mirar siempre más allá, a descubrir que nadie, NADIE, tiene la capacidad, el poder, de quebrar nuestra fe y nuestra esperanza, porque están fundamentadas en tu Amor. Que seamos como el bambú, o como un trigal, que son tumbados por el viento pero no se quiebran, sino que se enderezan en cuanto cesa el temporal. Señor, todas las circunstancias nos pueden dañar, nos pueden entristecer… pero no permitas que nos hundan, que nos hagan abandonar el surco, la tarea de Reino en la que hemos apostado la vida contigo. Que la fuerza que nace de Ti, del encuentro contigo, y de caminar junto con las personas que tú nos regalas y que habitan nuestra vida, haga de nuestras tristezas fuentes de comprensión, de nuestro desgaste profundidad de vida y de nuestros días grises, ocasiones para buscar con más fuerza el sol. Sin huir de la dificultad, enséñanos a mirarte de frente, a alzar nuestro rostro cansado, triste o exhausto, y ayúdanos a decir: sí, de nuevo, sí, me fío, contigo… “Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que todos vean que una fuerza tan extraordinaria procede de Dios y no de nosotros. Nos acosan por todas partes, pero no estamos abatidos, nos encontramos en apuros, pero no desesperados” (2Cor 4,7-8)

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