"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Lc 10, 1-12
El Señor designó a otros setenta y dos, además de los Doce, y los envió
de dos en dos para que lo precedieran en todas las ciudades y sitios
adonde él debía ir. Y les dijo: "La cosecha es abundante, pero los
trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe
trabajadores para la cosecha. ¡Vayan! Yo los envío como a ovejas en
medio de lobos. No lleven dinero, ni provisiones, ni calzado, y no se
detengan a saludar a nadie por el camino. Al entrar en una casa, digan
primero: '¡Que descienda la paz sobre esta casa!'. Y si hay allí alguien
digno de recibirla, esa paz reposará sobre él; de lo contrario, volverá
a ustedes. Permanezcan en esa misma casa, comiendo y bebiendo de lo que
haya, porque el que trabaja merece su salario. No vayan de casa en
casa. En las ciudades donde entren y sean recibidos, coman lo que les
sirvan; sanen a sus enfermos y digan a la gente: 'El Reino de Dios está
cerca de ustedes'. Pero en todas las ciudades donde entren y no los
reciban, salgan a las plazas y digan: '¡Hasta el polvo de esta ciudad
que se ha adherido a nuestros pies, lo sacudimos sobre ustedes! Sepan,
sin embargo, que el Reino de Dios está cerca'. Les aseguro que en aquel
Día, Sodoma será tratada menos rigurosamente que esa ciudad".
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