"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Mc 10, 35-45
Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le
dijeron: "Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir".
Él les respondió: "¿Qué quieren que haga por ustedes?". Ellos le
dijeron: "Concédenos sentarnos uno a tu derecha y el otro a tu
izquierda, cuando estés en tu gloria". Jesús les dijo: "No saben lo que
piden. ¿Pueden beber el cáliz que yo beberé y recibir el bautismo que yo
recibiré?". "Podemos", le respondieron. Entonces Jesús agregó: "Ustedes
beberán el cáliz que yo beberé y recibirán el mismo bautismo que yo. En
cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí
concederlo, sino que esos puestos son para quienes han sido destinados".
Los otros diez, que habían oído a Santiago y a Juan, se indignaron
contra ellos. Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que aquellos a
quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran
sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes
no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se
haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga
servidor de todos. Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser
servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".
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