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SAN QUINTÍN, mártir


Fue hijo del senador romano Zenón, y conocido en Roma por sus riquezas y el favor que gozaba en el palacio del emperador.
Desde el día que recibió el bautismo, se ofreció al papa San Cayo para llevar la fe a las Galias.
El pontífice le dio por compañero a San Luciano y ambos predicaron en los pueblos que hallaron a su paso hasta llegar a Amiens. En poco tiempo en esta ciudad se formó una de las Iglesias cristianas más florecientes de las Galias.
Hasta que llegó la persecución de Diocleciano. El prefecto Riccio Varo mandó encarcelar a Quintín y con el propósito de obligarlo a renegar de su fe lo sometió a innumerables y crueles torturas.
Por último lo mandó degollar. Era el año 303.


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