"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Lc 14, 1a. 15-24
Un sábado, Jesús entró a comer en casa de uno de los principales
fariseos. Uno de los invitados le dijo: "¡Feliz el que se siente a la
mesa en el Reino de Dios!". Jesús le respondió: "Un hombre preparó un
gran banquete y convidó a mucha gente. A la hora de cenar, mandó a su
sirviente que dijera a los invitados: 'Vengan, todo está preparado'.
Pero todos, sin excepción, empezaron a excusarse. El primero le dijo:
'Acabo de comprar un campo y tengo que ir a verlo. Te ruego me
disculpes'. El segundo dijo: 'He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a
probarlos. Te ruego me disculpes'. Y un tercero respondió: 'Acabo de
casarme y por esa razón no puedo ir'. A su regreso, el sirviente contó
todo esto al dueño de casa, y éste, irritado, le dijo: 'Recorre en
seguida las plazas y las calles de la ciudad, y trae aquí a los pobres, a
los lisiados, a los ciegos y a los paralíticos'. Volvió el sirviente y
dijo: 'Señor, tus órdenes se han cumplido y aún sobra lugar'. El señor
le respondió: 'Ve a los caminos y a lo largo de los cercados, e insiste a
la gente para que entre, de manera que se llene mi casa. Porque les
aseguro que ninguno de los que antes fueron invitados ha de probar mi
cena'".
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