Las prisas cubren nuestras vidas. Tenemos mil cosas que hacer en cada
instante. Sentimos por momentos agobios que asfixian. Buscamos entonces
pequeños oasis de libertad para serenar el alma.
En otras
ocasiones vivimos más serenos, tocamos instantes de paz. Nadie nos pide
acciones urgentes. Nadie nos interpela sobre lo que hagamos o dejemos de
hacer. Tenemos ante nosotros tiempo disponible para ocuparlo solo en
aquello que deseamos desde lo más íntimo del alma.
Si encuentro
un rato de libertad, ¿qué viene a mi mente y a mi corazón? ¿Qué escojo
si la decisión de lo que voy a hacer depende por completo de mí?
Habrá
quien tome un libro y empiece a leer una novela tantas veces programada
y dejada una y otra vez para más tarde. Otro buscará en Internet una
música que le hará volver a su infancia. Otro abrirá el armario de los
recuerdos y releerá cartas y cartas de familiares y amigos. En la era
electrónica, más de uno buceará en la famosa carpeta de "asuntos
pendientes" que lleva demasiado tiempo sin ser "desempolvada".
Un
cristiano, un seguidor de Jesucristo, ¿qué desearía hacer si contase
con un rato de libertad? Sería hermoso que pensase en su Amigo, que
dedicase algo de tiempo a la oración, que abriese una Biblia y pudiera
releer palabras que Dios ofrece a los hombres. De este modo, recordaría
"lo único necesario", lo que vale la pena más allá de las prisas de
nuestro mundo desquiciado.
También sería "lógico" que un
cristiano, en un rato de libertad, mirase a su alrededor y dedicase lo
mejor de esos instantes "libres" para ayudar al hambriento, al sediento,
a quien busca un poco de consuelo y de esperanza.
Yo, ¿qué haría
si se me
concediese ahora un poco de tiempo libre? ¿Qué ideas ocuparían mi mente
inquieta? ¿Qué deseos surgirían en mi corazón? ¿Qué planes y proyectos
nacerían desde mi voluntad?
Si tuviese un rato de libertad... Tal
vez sea difícil encontrar momentos así, disponibles para llevar a cabo
lo que más anhela mi alma. Pero si llegase un momento así, desvelaría
dimensiones profundas de mi vida que no aparecen por culpa de las prisas
que me agobian.
Sería triste si un rato de libertad me hiciera
descubrir que vivo de modo egoísta, sin dejar espacio ni a Dios ni a mis
hermanos. Sería hermoso si un momento así desvelase que en mi
existencia Cristo no es sólo un nombre del pasado, sino un Amigo que me
indica el Camino y que me invita a avanzar hacia la fe y hacia el amor
sincero a los hermanos.
(P. Fernando Pascual LC)
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