SAN LEÓN I MAGNO (¿400?-461) nació en la región de la Toscana, en Italia, en épocas sumamente difíciles para la Iglesia.
Antes de ocupar la Silla de San Pedro, San León Magno ocupó puestos importantes en la organización de la Iglesia. Fue nombrado archidiácono en 430, y fue consejero del papa San Celestino I, y luego del papa San Sixto III.
Por su probidad, en 440 San León fue enviado a la Galia, la actual Francia, a resolver como intermediario una querella política. Ya cumplida su misión, se enteró de la muerte del papa Sixto, y de que él había sido nombrado sucesor suyo.
San León Magno fue un papa enérgico, cuya misión principal fue fortalecer la unidad de la Iglesia. Combatió a diversas herejías, y en 451 convocó al Concilio de Calcedonia, donde se reafirmó la doble naturaleza de Cristo.
Al año siguiente, los hunos, un sanguinario grupo bárbaro, al mando de su legendario líder Atila, penetró a Italia por el norte. Las autoridades civiles huyeron aterradas, pero San León se dirigió él solo a enfrentar al caudillo bárbaro.
Se ignora el contenido y las formas que tuvo el encuentro entre el papa y el más cruel de los jefes bárbaros, pero el resultado fue que San León convenció a Atila de que abandonara Italia, aunque a cambio de un cuantioso tributo.
Del mismo modo, cuando en 455 los vándalos, que habían avanzado por el norte de África, cruzaron a Italia e invadieron Roma, San León Magno se enfrentó igualmente a Genserico, el jefe vándalo.
En esta ocasión San León no pudo impedir el saqueo y el vandalismo; pero lo que sí logró evitar que los habitantes fueran masacrados y la ciudad incendiada.
A pesar de que son escasas las noticias sobre su vida personal, se conservan 173 cartas y 96 sermones de su autoría, en los que en general enfatiza la supremacía del obispado de Roma.
Según una tradición, San León falleció durante la pausa de un Concilio, luego de 21 años de un pontificado que dejó marca en la historia de la Iglesia. Sus restos mortales reposan en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.
En 1754, el papa Benedicto XIV nombró a San León Doctor de la Iglesia. El apelativo Magno lo merece por su energía para reforzar la unión y la influencia de la Iglesia en contra de sus enemigos.
SAN LEÓN MAGNO nos enseña el valor del liderazgo y la determinación.
Antes de ocupar la Silla de San Pedro, San León Magno ocupó puestos importantes en la organización de la Iglesia. Fue nombrado archidiácono en 430, y fue consejero del papa San Celestino I, y luego del papa San Sixto III.
Por su probidad, en 440 San León fue enviado a la Galia, la actual Francia, a resolver como intermediario una querella política. Ya cumplida su misión, se enteró de la muerte del papa Sixto, y de que él había sido nombrado sucesor suyo.
San León Magno fue un papa enérgico, cuya misión principal fue fortalecer la unidad de la Iglesia. Combatió a diversas herejías, y en 451 convocó al Concilio de Calcedonia, donde se reafirmó la doble naturaleza de Cristo.
Al año siguiente, los hunos, un sanguinario grupo bárbaro, al mando de su legendario líder Atila, penetró a Italia por el norte. Las autoridades civiles huyeron aterradas, pero San León se dirigió él solo a enfrentar al caudillo bárbaro.
Se ignora el contenido y las formas que tuvo el encuentro entre el papa y el más cruel de los jefes bárbaros, pero el resultado fue que San León convenció a Atila de que abandonara Italia, aunque a cambio de un cuantioso tributo.
Del mismo modo, cuando en 455 los vándalos, que habían avanzado por el norte de África, cruzaron a Italia e invadieron Roma, San León Magno se enfrentó igualmente a Genserico, el jefe vándalo.
En esta ocasión San León no pudo impedir el saqueo y el vandalismo; pero lo que sí logró evitar que los habitantes fueran masacrados y la ciudad incendiada.
A pesar de que son escasas las noticias sobre su vida personal, se conservan 173 cartas y 96 sermones de su autoría, en los que en general enfatiza la supremacía del obispado de Roma.
Según una tradición, San León falleció durante la pausa de un Concilio, luego de 21 años de un pontificado que dejó marca en la historia de la Iglesia. Sus restos mortales reposan en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano.
En 1754, el papa Benedicto XIV nombró a San León Doctor de la Iglesia. El apelativo Magno lo merece por su energía para reforzar la unión y la influencia de la Iglesia en contra de sus enemigos.
SAN LEÓN MAGNO nos enseña el valor del liderazgo y la determinación.
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