Siento mi corazón tan complacido,
Bebiendo de María su dulce aliento,
Que ha cesado en mi alma el cruel lamento
Que vertí cuando andaba mal herido.
No es amor que se debate entre el sentido
Y el espíritu del hombre sin contento;
Tampoco es lucidez o aturdimiento,
Sino paz y refugio en tibio nido.
Comparto con María en cada hora,
Momentos de alegría y adoración
A Cristo con tan áurea señora.
Ella es brillante sol, excelsa aurora,
Que alimenta mis sueños de ilusión,
De la mano de Cristo salvadora.
Bebiendo de María su dulce aliento,
Que ha cesado en mi alma el cruel lamento
Que vertí cuando andaba mal herido.
No es amor que se debate entre el sentido
Y el espíritu del hombre sin contento;
Tampoco es lucidez o aturdimiento,
Sino paz y refugio en tibio nido.
Comparto con María en cada hora,
Momentos de alegría y adoración
A Cristo con tan áurea señora.
Ella es brillante sol, excelsa aurora,
Que alimenta mis sueños de ilusión,
De la mano de Cristo salvadora.
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