Nació en Grecia o en Turquía, aunque era de origen griego, en tiempos del Imperio Romano.
De acuerdo con la tradición, fue discípulo del apóstol San Juan, a
quien acompañó largo tiempo, y de quien aprendió el Evangelio de primera
mano, por así decir. Por ello recibe el sobrenombre de Padre
Apostólico.
El propio San Juan lo nombró obispo de Esmirna, en
la actual Turquía, donde comenzó su ardua labor pastoral en los inicios
del cristianismo.
Los fieles le profesaban una gran admiración. Y entre sus discípulos tuvo a San Ireneo y a varios santos más.
Aunque solamente se conserva una obra atribuida a él, la Epístola a los
Filipenses, se le considera un vínculo muy relevante entre los
Apóstoles y los escritores cristianos del siglo II, como su discípulo
San Ireneo.
San Policarpo fue amigo cercano de San Ignacio de
Antioquía, cuyas cadenas besó cuando éste era conducido al patíbulo. Ya
de edad avanzada, viajó a Roma para discutir el problema de cómo
calendarizar la Pascua.
El año 152 el emperador Marco Aurelio desató una de las primeras grandes persecuciones de cristianos en Asia.
Fue condenado a la hoguera. Ya en ella, elevando los ojos hacia el
cielo, oró así en alta voz: "Señor Dios, Todopoderoso, Padre de Nuestro
Señor Jesucristo: yo te bendigo porque me has permitido llegar a esta
situación y me concedes la gracia de formar parte del grupo de tus
mártires, y me das el gran honor de poder participar del cáliz de
amargura que tu propio Hijo Jesús tuvo que tomar antes de llegar a su
resurrección gloriosa. Concédeme la gracia de ser admitido entre el
grupo de los que sacrifican su vida por Ti y haz que este sacrificio te
sea totalmente agradable. Yo te alabo y te bendigo Padre Cestial por tu
santísimo Hijo Jesucristo a quien sea dada la gloria junto al Espíritu
Santo, por los siglos de los siglos".
No bien había acabado de
decir la última palabra, cuando la hoguera fue encendida. "Pero he aquí
que entonces aconteció un milagro ante nosotros, que fuimos preservados
para dar testimonio de ello -escriben sus discípulos en una carta de la
época-: las llamas, encorvándose como las velas de un navío empujadas
por el viento, rodearon suavemente el cuerpo del mártir, que entre ellas
parecía no tanto un cuerpo devorado por el fuego, cuanto un pan o un
metal precioso en el horno; y un olor como de incienso perfumó el
ambiente". Los verdugos, recibieron la orden de atravesar a Policarpo
con una lanza; al hacerlo, brotó de su cuerpo una paloma y tal cantidad
de sangre, que la hoguera se apagó.
El día de su martirio fue el 23 de febrero del año 155.
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