"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Lc 13, 1-9
En cierta ocasión se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el
caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las
víctimas de sus sacrificios. Él les respondió: "¿Creen ustedes que esos
galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás?
Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la
misma manera. ¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se
desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes
de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos
acabarán de la misma manera". Les dijo también esta parábola: "Un hombre
tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los
encontró. Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar
frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar
la tierra?'. Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo
removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé
frutos en adelante. Si no, la cortarás'".
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