"Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". (Jn. 21, 16)
Lc 16, 1-8
Jesús decía a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un
administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. Lo llamó y le
dijo: "¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu
administración, porque ya no ocuparás más ese puesto". El administrador
pensó entonces: "¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo?
¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que
voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su
casa!". Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al
primero: "¿Cuánto debes a mi señor?". "Veinte barriles de aceite", le
respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo, siéntate en
seguida, y anota diez". Después preguntó a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?".
"Cuatrocientos quintales de trigo", le respondió. El administrador le
dijo: "Toma tu recibo y anota trescientos". Y el señor alabó a este
administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los
hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los
hijos de la luz.
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